El día 18 de enero falleció en la ciudad de Mar del Plata la Dra. Delia Mabel Suriano quien fuera una de las pioneras del desarrollo de la Helmintología en nuestro país. Mabel fue una persona con fuertes convicciones, con un profundo amor y entrega a su profesión y un entusiasmo y perseverancia envidiables por todo lo que emprendía.

Su trayectoria profesional fue memorable comenzando sus investigaciones en 1963 como integrante Ad-Honorem del Laboratorio de Parasitología del Dr. Lothar Szidat en el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. En el año 1967 se graduó como Licenciada en Ciencias Biológicas de la UBA y posteriormente realizo su doctorado en la Universidad de Ciencias de Montpellier (Francia) sobre monogeneos de peces del Mar Mediterráneo, retornando luego al país. Fue investigadora Principal del CONICET, Profesora de Parasitología en la Universidad Nacional de Mar del Plata (1977-78) y Profesora invitada del Departamento de Zoología de la University of Guelph, Ontario-Canada (1978-1979). Ingresó al CEPAVE en el año 1979 en los albores de su creación habiéndose desempeñado como directora del Centro durante el año 1984.

Posteriormente desarrolló sus actividades de investigación en el departamento de Biología de la UBA y finalmente en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Mar del Plata hasta la fecha de su retiro de CONICET. Mabel publicó numerosos trabajos científicos que sentaron las bases para el conocimiento y estudio de los monogeneos de peces marinos y dulceacuícolas de Argentina. Luego de su jubilación se apartó totalmente de la Parasitología dedicándose de lleno a otra de sus pasiones: los estudios filosóficos. Por tal motivo estudió en el Instituto de Enseñanza Moral y Filosófica de Mar del Plata durante los 25 años posteriores a su retiro. En largas charlas en su casa de Sierra de los Padres siempre recordaba con cariño su paso por el CEPAVE durante los convulsionados años del retorno de la democracia a la Argentina y se mostraba interesada por conocer como seguía todo en nuestro Centro. Su partida de forma repentina es muy triste y siempre la recordaremos. Se fue tranquila, rodeada de sus seres queridos; vivió muy bien haciendo siempre todo lo que emprendía con pasión y profunda dedicación. Todo esto nos deja bien a pesar del dolor por su partida.

Sergio R. Martorelli